La actual pandemia del coronavirus, ha dejado en evidencia los enormes niveles de dependencia tecnológica existente entre los países. Mientras unos pocos, tienen las suficientes capacidades científicas e infraestructuras productivas para la fabricación de la tan anhelada vacuna contra el virus, el grueso de la humanidad, que no vive en el llamado capitalismo desarrollado, debe esperar expectante por la nobleza de sus esfuerzos.
Esta situación, no es un accidente histórico ni una triste ironía de la providencia; es tan solo un vivo ejemplo, actual y dramático, de que la dependencia tecnológica es una condición muy peligrosa que afecta, como un problema central, el desarrollo científico y tecnológico del grueso de los países del planeta, especialmente aquellos del mundo periférico.
¿Es posible medir los niveles de dependencia tecnológica que los afectan? ¿Podemos saber que tan dependiente es México, Venezuela, América Latina o África? Al día de hoy, por desgracia, no existe ningún tipo de indicador estadístico que permita dar cuenta real del problema en ninguna escala pero, en este artículo, se presenta una propuesta innovadora de Índice de Dependencia Tecnologica (IDT) que pretende saldar, aunque sea parcialmente, esta importante necesidad.
La importancia de medir la dependencia tecnológica
¿Tiene sentido estimar, con los mismos grupos de indicadores de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) realidades tan disímiles como la de Estados Unidos o Haití? ¿o las actividades de Investigacion y Desarrollo (I+D) de China con Bangladesh? ¿o el desarrollo científico-tecnológico de Europa, con el de América Latina o África? Por supuesto que no; lo que realmente sucede, es que esos indicadores estan diseñados a la medida de los países capitalistas desarrollados, siendo, lamentablemente importados de forma mecánicac y acrítica, a otras latitudes.
Concentrados exclusivamente en tres grandes grupos: recursos, financiamiento y patentes ¿qué dicen tales indicadores de la dependencia tecnológica estructural de nuestros países o de su carácter de ‘colonias tecnológicas’?, ¿qué aporte sustantivo hacen para afrontar esta problemática? Nada o casi nada, y no hacen ningún o casi ningún aporte al respecto. Estos indicadores, lamentablemente sólo distinguen una cara de la moneda: la del polo capitalista desarrollado, dejando por fuera los problemas del resto del mundo periférico o subdesarrollado.
¿Cuál es entonces la importancia de medir la dependencia tecnológica? Primero, que permite focalizar el problema del desarrollo científico-tecnológico de la periferia en esta condición; segundo, que es el inicio de un ejercicio autónomo, por aprehender, analizar y estimar, con indicadores propios, la realidad dependiente que nos aflige y, tercero, que es la base empírica para orientar experiencias y esfuerzos sociales tendientes a su superación progresiva. Sin una ruptura con las recetas estadísticas tradicionales, y la creación de indicadores propios, es imposible afrontar seriamente la dependencia tecnológica, pero ¿cómo puede hacerse esto?
La propuesta de un Índice de Dependencia Tecnológica (IDT)
Ni los propios teóricos de la dependencia calculaban la dependencia tecnológica, ni tampoco lo hacen los organismos multilaterales líderes en información estadística sobre el desarrollo, como la UNCTAD, OCDE, FMI o el Banco Mundial (BM). Solamente, en cierto sentido, se pueden destacar tres índices que pueden aproximar muy limitadamente, algunos aspectos de ésta: el llamado “Cargos por uso de propiedad intelectual” del BM, la “Tasa de Dependencia” de la RICYT (Red Iberoamericana de Ciencia y Tecnología), y/o el “Índice de autonomía tecnológica” propuesto por un grupo de investigadores en el año 2009.
A diferencia de estos, para medir la dependencia tecnologica de un país, se propone un Índice de Dependencia Tecnologica (IDT) innovador, que abarca parte de la realidad de esta condición, pero aplicado directamente a los procesos productivos y tecnológicos de las fábricas y/o demas unidades productivas existentes en la economía doméstica o nacional.
Verificando si los llamados ‘componentes tecnológicos’ duros (tangibles) y blandos (intangibles) de cada proceso, son o no dependientes, se puede obtener un IDT por fábrica o unidad productiva y, de allí, hacer su escalamiento a la industria, el sector y el conjunto de la economía: el resultado, es un IDT o nivel de dependencia tecnológica aproximado para el país en evaluación.
Esta idea básica de los componentes tecnológicos, necesita ser aclarada con mayor rigor, porque es vital en el diseño del IDT. Todo proceso productivo, es un proceso tecnológico que emplea: ‘componentes tecnológicos subjetivos’: destrezas, conocimientos y habilidades de los trabajadores; ‘componentes tecnológicos duros’ o ‘tangibles’, como piezas, herramientas, máquinas y medios de producción y ‘componentes tecnológicos blandos’ o ‘intangibles’, referidos a software, licencias y patentes. El IDT que se propone, mide la dependencia tecnológica de los últimos dos y, deduce -como se dijo anteriormente- el de cada proceso y, también, el de la fábrica o unidad productiva.
¿Cómo saber, si estos son o no dependientes tecnológicamente?, ¿cómo se verifica esta condición? y, a fin de cuentas, ¿cómo se calcula su grado o nivel de dependencia tecnológica?
Con respecto a las primeras dos preguntas, se parte de una identificación y descomposición proceso por proceso, del número de componentes tecnológicos y su clasificación -en duros o blandos- que los constituyen para, luego, comprobar uno por uno su condición dependiente según los dos siguientes criterios: a) el componente es importado, no es fabricado en el país y fue adquirido en el mercado internacional; b) es de origen extranjero, no se produce en el país, pero es adquirido en el mercado nacional. En caso de no cumplirse lo anterior, se puede inferir que el componente tecnologico no es dependiente tecnológicamente.
¿Qué sucede después de esto? Se debe asignar un valor relativo o ‘Peso de dependencia tecnológica‘ (Pdt), a cada uno de los componentes, sea cero (0) si no es dependiente y, otro número, mayor o igual que cero (0) pero menor que uno (1), si tiene condición dependiente. Para determinar este Pdt adecuado, se parte del siguiente razonamiento.
Para fabricar un lápiz de grafito, supongamos, las materias primas y los insumos deben ser transformados en seis (n=6) procesos productivos-tecnológicos diferentes. En este sentido, cada proceso contribuye en 1/n , 1/6 ó 16,67%, a la constitución productiva del lápiz de grafito y, en igual proporción, a su constitución tecnológica; pero no se cumple estrictamente así con sus Pdts.
Sabiendo que si no es dependiente el componente del primer proceso, su Pdt es cero (0) y, si se encuentra en los procesos restantes, una dependencia tecnológica total de éstos, sus Pdts respectivos serán igual a 1/6 ó 16,67%. El IDT resultante de la fábrica de lápices será entonces, la sumatoria de los Pdts de todos los procesos, es decir, de un 83,33% ó de 0,83.
Por tanto, la asignación de los Pdts para los componentes y procesos con dependencia comprobada, corresponde al valor relativo de su contribución a la dependencia tecnológica total del producto final; un ejemplo más complejo, puede facilitar su comprension.
Sí se descompone, en un primer nivel y a manera de cascada, cada proceso de la fábrica de lápices en sus componentes tecnológicos respectivos y, decimos, que para cada cuál se cumple que hay tan sólo un componente de cada clase (uno ‘duro’ y otro ‘blando’), tenemos que sus Pdt probables, serán también proporcionales o iguales a su importancia relativa, es decir 1/12 ó 8,3%. Esto es así porque, cada proceso de 1/6 de importancia relativa en el ejemplo anterior, ahora está constituido, descompuesto o escindido, para un primer nivel, en dos componentes de importancia relativa proporcional de 1/12 cada uno.
Ahora, sí se dice que en el primer proceso ambos componentes tecnológicos no son dependientes tecnológicamente y, también, que en el segundo proceso el componente blando tampoco es dependiente, el resultado del IDT sera la suma de todos estos Pdts por componente y por proceso, o igual a 0,7499 ó 75%.
Cómo puede apreciarse, la forma de cálculo del IDT es una sencilla sumatoria de los Pdts por componente tecnológico duro y/o blando constituyente de cada proceso, que se expresa en la primera ecuación que sigue a este párrafo. Obviamente, mientras mas complejos y numerosos sean los procesos productivos-tecnológicos, la intensidad en el uso de componentes se multiplica pero, además, hace necesario una mayor ‘descomposición’ en niveles de cada proceso, para ser más precisos en el cálculo de los Pdts. El IDT en consecuencia, siempre será una magnitud relativa mayor o igual que cero (0) y/o menor o igual a uno (1) -cómo se muestra en la segunda ecuación- dónde, a mayor niveles de dependencia tecnológica su tendencia es a alcanzar este último valor y, a menores niveles observados, se acerca a cero (0).
¿Cuáles son las aplicaciones del IDT?
- El IDT puede estimar el nivel de dependencia tecnológica de una fábrica o unidad productiva, que realice actividades de transformación total o parcial de materias primas o insumos, extracción o ensamblaje; esto significa, que puede aplicarse a la agricultura, minería, industria, agroindustria, entre otras. Esta versatilidad de su aplicación, permite estimar niveles de dependencia tecnológica por industria, sector, país, incluso, para toda una región.
- En tal sentido, el IDT es una herramienta empírica para el establecimiento y diseño de planes, proyectos, programas y políticas público/privadas, especificas o generales, en materia educativa, CTI, I+D, política industrial, entre otras, de carácter nacional, regional o internacional, que tiendan a la superación de la dependencia tecnológica, así como su atenuación y control. Para ello, es menester un compromiso, por parte de instituciones estadísticas nacionales o multilaterales, de realizar su correcta estimación.
- El IDT puede ser aplicado preferentemente, a países del polo periférico capitalista, pero también, a los llamados países ‘centrales’ o ‘desarrollados’ y medir, sin problemas, sus niveles de dependencia tecnológica.
- Con el IDT, se abre un nuevo campo de exploración e investigación, al menos, en términos estadísticos y empíricos, sobre los efectos y dinámicas de la dependencia tecnológica. También, apertura esfuerzos para la estimación de otros fenómenos ligados a la dependencia en general, no sólo la tecnológica.
A manera de conclusión
Es posible e importante medir la dependencia tecnológica: con esto, podemos ver el verdadero rostro de nuestras realidades, que no se observa en el espejo de los indicadores tradicionales. Desde México a Argentina, de Senegal a Sudáfrica, en las periferias de Europa y Asía, la dependencia tecnológica es el principal problema del desarrollo científico-tecnológico que debe ser afrontado. Ignorarlo, no es más que una complicidad silenciosa; es desaprovechar un período de crisis civilizatoria a escala planetaria, que admite la urgencia de reconfigurar, a favor de las mayorias, las relaciones de poder y dominación, en los campos de la ciencia y la tecnología.
Insistir en la propuesta de un índice en esta materia, como el IDT, es una labor completamente pertinente en este sentido. A priori, es imposible saber si es la mejor y más completa; pero de suyo, es un avance con alcance de un aporte innovador.