Tal como sucede con toda historia escrita, las de las matemáticas, no escapan de los olvidos intencionales, y más cuando se trata de civilizaciones consideradas inferiores, atrasadas, o minusválidas por la cultura occidental. Así, no es casualidad que poco hayas escuchado sobre los Mayas, una sociedad precolombina, que habitaban parte de lo que es hoy Centroamérica —Sur de México y Guatemala, principalmente— y que poseían un universo de conocimientos tan vastos, sobre todo matemáticos, que fueron capaces antes que nadie, de descubrir el concepto y utilidad del número cero.
Los mayas: primera civilización creadora del número cero
Sí, tal como lo has leído, fueron los mayas y no los europeos, griegos o romanos, chinos o árabes, ni siquiera los indios, quiénes utilizaron, antes que cualquier otra civilización, el cero como un concepto matemático bien desarrollado en su sistema numérico. En la historia de la ciencia y del pensamiento humano, el cero maya significa la conquista de una cumbre universal que nos fue inalcanzable durante mucho tiempo y que aún hoy, con sus modificaciones, es imprescindible usarlo: ¿imaginas cualquier matemática -y sobre todo las modernas- sin el número cero? ¿sabes las dificultades para descubrir este numerillo?
Los historiadores tradicionales de las matemáticas, siempre nos afirmaron que este número había sido descubierto en la India por el famoso matemático Brahmagupta, en el año 598 después de Nuestra Era (d.N.E). También nos explican que, de los indios, paso a los árabes y de estos a los europeos en el año 1202, a través la obra Líber Abbaci de Leonardo de Pisa (Fibonacci). Estas afirmaciones serían totalmente correctas si solo nos fijamos en la historia matemática europea; pero son inválidas en su contenido esencial, y es que, si ampliamos nuestra visión hacia otras civilizaciones aniquiladas por la conquista de América, nos conseguimos con que la riquísima cultura maya, mil años antes de Nuestra Era (a.N.E), utilizaba habitualmente el cero en sus sistemas matemáticos.
Este hecho está suficientemente comprobado en la literatura crítica sobre el tema; especialistas de distintas disciplinas han dado muestras suficientes de ello y ya no hay lugar para las dudas. Pero más importante que el veredicto científico comprobatorio de esta hipótesis, es que la historia de las matemáticas contada de esta forma, termina relatándonos lo que tanto ha silenciado: dando un giro inesperado, coloca a la civilización maya como protagonista de un hito científico universal, del cuál había sido injusta e intencionalmente desplazada.
El cero maya como una derivación de su cosmogonía
Comentan algunos autores, que el concepto de cero es una abstracción, y que resulta un tanto paradójico que únicamente dos culturas humanas, la maya y la hindú, hayan alcanzado su discernimiento, comprensión y aprovechamiento. Para el imaginario griego antiguo, por ejemplo, teniendo a Euclides como protagonista, era el temor al vacío, al no-ser, a la nada, lo que les impedía concebir alguna manifestación numérica en tal sentido; en cambio, en la cosmovisión y cosmogonía maya o hindú, una forma matemática de este tipo era plenamente expresable, porque en realidad tenía un significado diferente.
La matemática maya era divina. El cero maya es un concepto que sintetiza la profunda relación entre su cosmovisión y cosmogonía, con la ciencia y en especial la matemática. Esta sociedad se caracterizaba por practicar una relación estrecha entre espiritualidad, arte y ciencia, muy al contrario de nuestra escéptica época moderna. El libro sagrado maya, conocido como el Popol Vuh (Póopol Wuuj), permite la derivación de unas matemáticas especiales —divinas— que gobiernan los cálculos diarios y científicos de esta sociedad.
Así, el cero maya, representa abstractamente, dentro de su cosmovisión, plenitud o completitud, no la ausencia, carencia o la nada —cómo pudiera pensarse hoy—, significa que hay dos categorías complementadas, plenas; una, que es inmaterial o espiritual, y la otra, material. Para cuando Huracán o Corazón del Cielo —dice el Popol Vuh— inicia la construcción del Universo, lo hizo midiendo y fabricando las cuatro direcciones (cuatro puntos) cardinales. Lo inmaterial estaba hecho, pero faltaba la categoría material para equilibrarlo: surge entonces el ser humano del maíz, que dará buena marcha al mundo recién creado. El cero maya es, por tanto, abstractamente considerado, plenitud del universo, expresión binaria de una completitud que equilibra el universo.
Los múltiples signos del cero maya
La simbología utilizada por los mayas para recrear este concepto de cero, es múltiple, y depende de la importancia del documento que iba a escribirse. Se emplearon glifos diferentes, tanto para los llamados códices mayas (escritos originales mayas muy antiguos) como en las llamadas “estelas”, que son piedras alargadas con distintas inscripciones. En el último caso, se emplearon glifos con una flor de cuatro pétalos, algunas veces a la mitad —porque Huracán no había completado la construcción del universo— y otras tantas completa, cuando la síntesis de las categorías espiritual y material se habían fundido plenamente. Del mismo modo, se utilizaban las figuras de manos, o rostros humanos; véase la figura 1.
También, es regular ver en los códices, el símbolo del cero maya, semejando una semilla, concha de caracol o molusco, o fruto de cacao que eran alimentos básicos de su dieta y fueron claves en el desarrollo de su cultura. En la figura 2, podemos ver sus representaciones.
Es interesante, ver con qué ingenio los mayas representaban simbólicamente conceptos abstractos provenientes de su cosmogonía y que, además, funcionarán matemáticamente. A pesar de que no sea el tema particular de este artículo, en términos más técnicos, el cero maya se completaba con los símbolos del punto (.), que describía un valor de unidad, y una raya (—), que era la conjunción de cinco puntos y tiene este valor asignado, así, por ejemplo, para escribir doce (12), se empleaban dos rayas paralelas en sentido vertical u horizontal, con dos puntos encima o de alto.
Es importante aclarar que el sistema matemático de los mayas, es vigesimal y posicional, es decir, un sistema con base veinte (20) —distinto a nuestro sistema decimal—, y posicional, porque se le asigna a cada símbolo un valor determinado; además, podían realizarse adiciones, sustracciones, multiplicaciones y divisiones sin ningún tipo de problema. Tan precisas son las matemáticas mayas, que sus astrónomos lograron estimar en su tiempo, la duración de un año en 365.2420 días, cifra más cercana al calculado por la astronomía moderna (365.2422 días) que nuestro año Gregoriano (365.2425 días).
A manera de conclusión
Con lo que has podido leer hasta ahora, ¿te has convencido de la importancia de hacer una lectura crítica de la historia de las matemáticas? ¿has pensado que cada vez que veas o utilices un cero, estas empleando un aporte científico maya al pensamiento humano universal, que ha resistido todos estos siglos? ¿crees conveniente que la historia del cero maya, siga perdiéndose en el olvido?
Lamentablemente, la colonización europea destruyó una civilización tan importante como los mayas. Cuando el llamado evangelizador de Yucatán, Fray Diego de Landa, quemó en el siglo XVI, torres de manuscritos mayas, ¿qué se llevó el fuego con él? ¿quizás otros descubrimientos científicos tan relevantes como el cero maya? No lo sabremos. Lo que sí podemos decir, es que la conquista no sólo aniquiló cuerpos, también pensamiento. Fue un epistemicidio, como diría el sociólogo Ramón Grosfoguel. Queda de nuestra parte la tarea crítica de reconstruir la historia de las matemáticas, para al menos, vencer al fuego epistemicida de la colonia y aventurar conjeturas dónde los mayas aguardan ser redescubiertos.