Hasta hace casi una década, el mundo de las ciencias veía como un joven activista estadounidense, llamado Aaron Swartz (1986-2013), utilizaba la infraestructura del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets), para descargarse millones de papers académicos de la biblioteca digital de revistas JSTOR; su intención era liberarlos para todos nosotros en la internet. Pero sus nobles intenciones no importaron: Aaron fue hostigado y perseguido hasta el suicidio por sus supuestos “crímenes”.
Hoy, parece que el fantasma de Aaron y su legado por el acceso abierto al conocimiento científico (Open Access Science), recorre de nuevo los pasillos universitarios y la realidad del planeta: sus antiguos verdugos -el MIT- sorprendieron hace unos días con la noticia de su ruptura con el mayor conglomerado editorial del mundo; mientras que, la pandemia generada por el coronavirus, ha obligado a las grandes compañias, a ‘abrir‘ sus costosos tesoros académicos para la consulta de todos y todas ¿es el Open Access el futuro inmediato para las ciencias?¿es sostenible el tradicional sistema de apropiación privada del conocimiento? ¿sigue teniendo razón Aaron Swartz?
Aaron Swartz y la actualidad del sistema de ‘robo privado del conocimiento científico’
Desde Boston a California, desde Bruselas a Beijing, en América Latina y África, en la web o en la deep web, en medio de la pandemia del coronavirus, la realidad parece estar dando la razón a las previsiones de Aaron: es que, desde la publicación en 2.008, de su Guerrilla Open Acces Manifesto –el más importante documento doctrinario, político y de acción que redactó- el movimiento planetario por el Open Access ha obtenido diversas victorias -simbólicas o más trascendentes- en una ‘guerra científica’ sin cuartel contra las grandes editoriales. Pero esto no significa, en modo alguno, que el sistema tradicional de apropiación privada del conocimiento, se encuentre todavía contra las cuerdas agonizando.
Así como hay una continuidad en la evolución del Open Access, también la observamos en su contrario. El sistema de ciencia cerrado -o de ‘robo privado del conocimiento‘ como gustaba decir sin maquillaje a Aaron- ha crecido desde el 2.008. Históricamente heredado desde las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, se ha globalizado y transnacionalizado con mayor fuerza, de la mano del capitalismo neoliberal, en la últimas década del siglo pasado y el corriente.
Este sistema, esta gobernado por un oligopolio global de grandes conglomerados editoriales anglosajones, holandeses y germánicos, conocidos como las Big Five: RELX Elsevier, Springer Nature, Wiley, Taylor & Francis y SAGE. Éstas, son las compañias más poderosas que controlan un bussiness de más de veinticinco mil millones de dólares.
Para el 2015, los cuatro primeros conglomerados citados (sin contar a SAGE), eran propietarios de aproximadamente 10.448 revistas científicas, un grueso de toda la producción científica global. Respectivamente, para la misma fecha, Elsevier era propietaria de aproximadamente 3.057 revistas, Springer Nature 2.987, Wiley 2.339, Taylor and Francis 2.105. Las revistas abarcan las más diversas áreas del conocimiento científico, desde ‘Ciencias médicas y naturales’, hasta ‘Ciencias sociales y humanidades’.
Tal es el poder de oligopolio de las Big Five que, en 2.013, controlaban un 53% y 51% respectivamente, del volumen total de artículos científicos publicados mundialmente en ambas áreas, creciendo sostenidamente durantes 40 años; en el siguiente cuadro se aprecia esta evolución:
Año |
Ciencias médicas y naturales |
Ciencias Sociales y humanidades |
1973 |
20% |
10% |
1996 |
30% |
15% |
2006 |
50% |
33% |
2013 |
53% |
51% |
Si calculamos una tasa de crecimiento anual constante por cada área, derivada de los datos anteriores, se tiene que para el año 2.023, las Big Five serán propietarias de dos tercios (66,66%) de la producción científica en ‘Ciencias médicas y naturales’ y, en este año, del misma porcentaje en ‘Ciencias Sociales y humanidades’. Sólo en 2.019, RELX Elsevier publicó 496.000 artículos, 60% más que la década anterior, siendo aproximadamente el 18% mundial ¿no es esto una aberración que debe detenerse?
En el 2.017, las Big Five controlaban, por campos de investigación desglosados, un grueso importante de la producción científca mundial, véase el siguiente gráfico:
No obstante, en términos financieros, también ha aumentado el volumen de beneficios de las Big Five en los últimos años. Solamente RELX Elsevier -el grupo financiero dueño de la editorial desde 2.015- reportó para 2.018, beneficios (profits on revenues) cercanos a los mil millones de libras esterlinas (942 £m ó 1.175,4 millones de dólares) con un márgen (profit margin) del 37,1%, similar al de los gigantes tecnológicos y compañias petroleras. Pero su crecimiento financiero es constante en los tres últimos años. En su último informe, destacó ingresos (revenues) de 2.473 £m en 2.017, 2.538 £m para 2.018, y 2.637 £m el año pasado. Los beneficios para 2.019 aumentaron un 4%, ascendiendo a 982 £m (1.225,35 millones de dólares).
Taylor & Francis hizo lo propio en 2.015, cuándo declaró beneficios por 168 £m (209,63 millones de dólares), con un abultado márgen de 38%. Igual sucede con los conglomerados restantes.
Pero este crecimiento de las Big Five, y del sistema de ‘robo privado de la herencia cultural y científica de la humanidad‘, se debe a varios factores articulados, que son el trasfondo del asunto y tienen cierto tiempo ejecutándose escrupulosamente. Así, tenemos:
- Una política unilateral, despótica, sistemática, agresiva y permanente de las Big Five, de aumento de precios por suscripciones –que representan un 75% de sus ingresos– para el acceso a las revistas y artículos científicos. Muchas veces, los estudiantes, bibliotecas, científicos e investigadores, universidades y organizaciones, no pueden pagar estas cuotas abusivas y, por eso, declaran su oposición a esta situación, haciendo boycotts, pronunciamientos, y otros tipos de acciones.
- Costos relativamente bajos de producción y subcontratación ‘maquilización’ de procesos de edición y publicación. No conformes con que la producción de artículos o papers no tienen costo alguno para ellas, dado que en la mayoría de los casos son financiados con dinero público y su revisión (review) la hacen científicos ad honorem –sin pago alguno–, las Big Five subcontratan maquilas asiáticas, en la India, Filipinas y Vietnam, para procesos de edición y publicación en sus prestigiosas revistas. Se estima, que un trabajador de estas maquilas científicas, recibe 0,5 $ por hora.
- Política de fusiones y adquisiciones. Los conglomerados crecen por medio de fusiones y adquisiciones de empresas que ofrecen servicios sustitutos o complementarios a los suyos. Desde 1.997 hasta 2.017, se han contabilizado más de 340 casos de adquisiciones, creaciones o ventas de empresas por parte de Elsevier. El otro caso emblemático es el de Springer Nature –actual propietaria de Nature-, que tiene un largo historial en este sentido.
- Aumento del control en otros ‘eslabones del ciclo de producción mundial del conocimiento’. El poder de los conglomerados se ha venido desplazando desde los “contenidos hacia los servicios de analítica de datos”, es decir, de la producción de papers y journals, a la provisión de servicios de información profesional que combinan ‘datos con analítica y tecnología’. Es el caso de Elsevier SCOPUS, Mendeley, Plum Analytics, Clinical Key, SciVal entre otros. Estos servicios van desde los llamados datos altmetrics, bases de datos, hasta plataformas de gestión de información para investigadores. Es una estrategia de las Big Five para hacerse del control de servicios complementarios y de eslabones críticos de la cadena de producción de conocimientos.
- Configuración de un sistema de prestigio autorreferenciado para la comunidad científica. El prestigio de un investigador en la comunidad científica, es proporcional al número de publicaciones realizadas en revistas de alto impacto que, por supuesto, son cada vez más costosas y están bajo control de las Big Five. Este ‘sistema de prestigio‘, que ha sido denunciado por su corrupción y vicios, determina los cánones, principios y criterios de promoción, ascenso y relevancia de la carrera de un investigador, incluso, de sus oportunidades en el ‘mercado laboral’.
- Una estrategia de lobby activa, cabildeo y alianza política con gobiernos. Es imposible comprender la expansión del poder de las Big Five, sin comprender su estrecha relación, amalgama y complicidad con el poder político de ciertos Estados y gobiernos. Así, se diseñan y aprueban leyes a su favor, se compran congresistas y funcionarios del más diverso rango, como también se afianza su voluntad en el sistema judicial. Estados Unidos y el Reino Unido son ejemplos fácticos de esto: sus gobiernos, son guardianes protectores de los intereses de las Big Five. Como ejemplo, se pueden recordar las nefastas leyes SOPA/PIPA en Estados Unidos, apoyadas por Elsevier o las defensas públicas del gobierno británico, a las mismas.
Todos estos elementos esbozados, permiten dar mayor contenido a la aberrante actualidad del ‘robo privado‘ del conocimiento científico humano, construido desde el llamado sistema de ciencia cerrada y sus grandes conglomerados editoriales. ¿Crees que este modelo es sostenible? ¿no piensas que esta situación debe transformarse?
Aaron nos da las respuestas a estas preguntas en su Manifesto, que hoy tiene -incluso- mucha más vigencia que en su época, dado el creciente poder de los conglomerados y los contraataques propinados por la ciencia Open Access, que veremos a continuación. Él, nos invita a la acción por un gran movimiento ‘guerrillero’ que haga la privatización del conocimiento “una cosa del pasado” ¿no es este objetivo un imperativo moral de toda la humanidad?.
Aaron Swartz y la ciencia Open Access, hoy
Desde Aaron y su Manifiesto (2.008), el movimiento por la ciencia Open Access ha obtenido ciertas victorias que han hecho tambalear el sistema tradicional de apropiación del conocimiento. Sin embargo, hay muchos intereses en la villa del señor. Algunas iniciativas Open Acces, se han hecho ha pedido privado de las propias Big Five, fundaciones privadas de magnates ‘filántropos’, gobiernos y Estados, así como otros actores institucionales, gremiales, grupales e incluso individuales, que sí persiguen hacer del acceso abierto una verdadera alternativa para la socialización del conocimiento científico.
Para las Big Five, integrar a su modelo de negocios la ciencia Open Access, es una respuesta a los desafíos que esta significa. De esa forma logran dos propósitos: 1) incidir en la evolución de éste, conforme a sus intereses corporativos y 2) direccionarlo en el sentido de hacer cambios tibios pero sin transformar de raíz el sistema tradicional. En este sentido, las Big Five han creado y ‘abierto‘ revistas, artículos, y sistemas de información de su propiedad para el ‘disfrute’ de sus clientes; el mayor ejemplo es el RELX Elsevier, quién en 2.019, publicó apenas 9,8% (49.000 artículos) de su acervo total y 100 revistas full open-access.
Pero este Open Access a la medida privada no deja de ser un negocio. Ahora, no se monetiza por la vía de las suscripciones, sino por cobros APC (Article Proccesing Charge) dónde el autor, o la institución que financia la investigación, pagan ciertos precios por el derecho de publicar. Hay varias clases de APC, de acuerdo a las políticas de cada revista Open Access, propiedad de los conglomerados.
También, algunos estudios demuestran que las Big Five tienen una estrategia híbrida frente al Open Access: mientras por un lado lo ‘promueven’, por otro lado dificultan “el depósito en repositorios y en redes sociales académicas de las versiones publicadas de los artículos”¿su objetivo real será controlar también la ciencia Open Access?.
Otra iniciativa privada, pero con ánimos de incidir en las políticas públicas mundiales en ‘pro’ del acceso abierto, es la impulsada desde el 2.002, por parte del Open Society Instiute del megaespeculador financiero George Soros. Éste, propuso la llamada “Iniciativa de Budapest para el Acceso Abierto” que definió algunos prinipios de política en esta materia, ratificados posteriormente, en otras declaraciones como las de Bethesda (2.003), Berlín (2.003) y otras, hasta el día de hoy. También, son suspicasez las actividades de la Fundación Bill & Melissa Gates, al respecto.
A un nivel de Estados y gobiernos, o de instituciones multilaterales, destacan las iniciativas que, al respecto del impulso al Open Acces, están haciendo la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en 2.007 y 2.015 y, también, la Unión Europea (UE). Esta última, ha debatido la importancia del “acceso abierto abierto a datos primarios de investigación” y el financiamiento de la European Comission Open Research Publishing Platform, para la publicación de resultados del proyecto Horizonte 2.020.
Pero en nuestra visión, creemos que las iniciativas más parecidas a los principios Swartzianos del acceso abierto, son aquellos ejecutados al margén de las empresas, fundaciones privadas, Estados y gobiernos, por asociaciones, instituciones, organizaciones, colectivos o individuos independientes, sean o no de científicos o investigadores de carrera. Estos sujetos son, consciente o inconscientemente, el sustrato de la “Guerrilla por el Acceso Abierto” que verdaderamente desafían el poder de los grandes conglomerados editoriales.
Aquí, tenemos tres ejemplos puntuales de importancia. El primero, es el de la mayor editorial de ciencia abierta del mundo PLoS (Public Library of Science) que, si bien, funciona con métodos de financiamiento como el APC, logró un importante acuerdo con las universidades californianas -que representan aproximadamente el 10% de la producción científica estadounidense– para desplazar poco a poco, a los conglomerados editoriales en su principal mercado (45% de los ingresos de RELX Elsevier, provienen de Estados Unidos) y garantizar el acceso abierto a las publicaciones de estas caas de estudio.
Los otros dos ejemplos, coinciden en ser iniciativas en las regiones ‘periféricas’ del mundo capitalista y dónde, además, las Big Five no tienen tanto control como en el mundo europeo y anglosajón. Especialmente en Latinoamérica, destaca la iniciativa de Redalyc, un portal para el acceso a revistas y artículos científicos en completo acceso abierto, que ha tenido un papel importante en la socialización del conocimiento científico en nuestra región. Pero la experiencia más importante, icónica, disruptiva y más impregnada del espíritu de Guerrilla Open Access, a nuestro parecer, es la del sitio SCI-HUB y su creadora, Alexandra Elbakyan.
Gracias a SCI-HUB y Alexandra -una joven investigadora de Kazajistán- desde el año 2.011, se han abierto los cofres de los costosos tesoros académicos de los grandes conglomerados editoriales: 69% de los artículos publicados en internet, 85% de los papers de revistas bajo suscripción, y 97% del catálogo de RELX Elsevier, según datos de la propia Science. Éstos, pueden ser consultados por millones de científicos e investigadores del planeta sin costo alguno.
La reacción de las Big Five no se ha hecho esperar: han puesto en marcha su alianza con el poder político, sobre todo en Estados Unidos, para hostigar y perseguir a SCI-HUB y Alexandra. Tanto es así, que en este país, ya RELX Elsevier ganó un juicio, que obligaría a Elbakyan, a pagar 15 millones de dólares por supuestos perjuicios. Afortunadamente, hasta ahora, Alexandra no ha corrido la misma suerte de Aaron.
Pero ni SCI-HUB ni Elbakyan práctican piratería, ni son piratas, pues jamás “compartir la riqueza del conocimiento” puede ser el “equivalente moral de saquear un barco y asesinar su tripulación” como dice Aaron en su Manifesto. Se trata más bien, de la acción clandestina y asimétrica más exitosa, hasta la época, contra el poder de las Big Five.
Esta experiencia, junto al Manifesto de Aaron y su acción clandestina de descarga a JSTOR, son quizá los tres ‘golpes’ más importantes dados contra el sistema de ciencia cerrada en la historia reciente. Hitos verdaderos de desobediencia civil, que trastocan ‘leyes injustas‘ y plantean la necesidad de trascender este sistema abominable. Transformarlo, es un imperativo moral.
En ánimos de conclusión
El coronavirus y las victorias de las ciencias Open Access, junto como las últimas noticias que favorecen este movimiento global, traen de nuevo a la actualidad, el fantasma de Aaron Swartz. La humanidad parece haber comprendido, al menos parcialmente, que sin acceso abierto a las investigaciones producidas por su genio, es muy díficil afrontar el futuro; se trata éste ya de un problema de primer orden, que debe ser encarado con toda la voluntad colectiva posible: es imperativo hacer ya -como indicaba Aaron- del ‘robo privado’ del conocimiento una ‘cosa del pasado’.
Atrás debe quedar el escepticismo nihilista, de investigadores y científicos que creen, con cierto fervor, que si caen los conglomerados editoriales, se cae la ‘ciencia’. Craso error. Lo que ocurrirá, es que ellos mismos y la propia humanidad, se verán beneficiados por un nuevo modo de hacer, concebir y prácticar la ciencia, ajustado a sus grandes necesidades y problemas.
¿No existen alternativas? Por supuesto que sí. La ciencia Open Access paraece llegar para quedarse. En esta ‘guerra científica por el sistema que gobernará el futuro‘, parece que el legado de Aaron Swartz tiene mucho peso ¿Lo crees? ¿Te unes a nosotros?.